A veces los cirujanos cardiovasculares pueden operar el corazón cuando está latiendo, pero a menudo es necesario que esté inmóvil. Para mantener el flujo de sangre a los tejidos del cuerpo durante las operaciones en que es necesario detener el corazón, los cirujanos precisan los servicios de los perfusionistas (a menudo denominados el «equipo de la bomba»).
Los perfusionistas son integrantes esenciales del equipo cardioquirúrgico, porque se encargan de operar la máquina de circulación extracorpórea (derivación cardiopulmonar). Con la máquina de circulación extracorpórea se desvía la sangre de manera que no pase por el corazón y los pulmones, se agrega oxígeno a la sangre y se la devuelve al cuerpo, sin necesidad de que pase por el corazón. Durante la intervención, los perfusionistas emplean la máquina de circulación extracorpórea para mantener el flujo de sangre a los tejidos del cuerpo y regular los niveles de oxígeno y dióxido de carbono de la sangre. Los perfusionistas también se encargan de medir ciertos valores de laboratorio (tales como el recuento sanguíneo) y de monitorear la circulación. Bajo la dirección del anestesiólogo y del cirujano, los perfusionistas también pueden administrar medicamentos a través del circuito de circulación extracorpórea.
Como se necesitan perfusionistas en la mayoría de las operaciones de corazón abierto, hay una gran demanda de estos profesionales. Para satisfacer esta necesidad, el Instituto del Corazón de Texas creó la School of Perfusion Technology (Escuela de Tecnología de Perfusión) en 1972. La escuela del Instituto es el programa de capacitación en técnica de perfusión más grande del país.
Con la escuela a la vanguardia, el Instituto del Corazón de Texas sigue avanzando la ciencia de la circulación extracorpórea y mejorando el cuidado de los pacientes en el quirófano.
Innovaciones en circulación extracorpórea
|
Las primeras máquinas de circulación extracorpórea empleadas a mediados de la década de los 50 tenían dos piezas permanentes: un aparato de respiración (denominado «oxigenador») y una bomba. Para fines de 1956, el doctor Cooley había empleado una bomba de circulación extracorpórea en casi 100 operaciones. Sin embargo, limpiar el oxigenador y reemplazar los tubos de plástico era difícil y costoso. El doctor Cooley determinó que la máquina de circulación extracorpórea podía ser más sencilla y eficiente con piezas desechables que no hubiera que esterilizar. En un espacio de 15 años, había oxigenadores desechables en quirófanos de todo el país. Hoy en día, casi todas las piezas de la máquina de circulación extracorpórea son desechables, la cirugía de corazón abierto es menos peligrosa y los cirujanos pueden tratar a muchos más pacientes.
|
Última modificación: agosto 2016