Estudios imagenológicos
Tomografía computada. Una técnica radiográfica que utiliza una computadora para crear imágenes de planos (o cortes) transversales del cerebro. La tomografía computada (TC) puede mostrar si el paciente ha tenido un accidente cerebrovascular e identificar de qué tipo: isquémico (debido a una obstrucción) o hemorrágico (debido a un derrame de sangre).
Resonancia magnética. Un procedimiento imagenológico que consiste en colocar al paciente en un campo magnético que produce un cambio en el comportamiento de las células del cerebro. Las células reaccionan al campo de energía en forma de señales de radio. Una computadora lee las señales y las convierte en una imagen sumamente precisa del cerebro. Una imagen de resonancia magnética (IRM) puede revelar la presencia, la ubicación y el tamaño de un aneurisma o malformación en las arterias y venas que pudiera causar un accidente cerebrovascular hemorrágico.
Diagnóstico al instante con resonancia magnética ultrarrápida
La obtención de una IRM convencional toma aproximadamente 30 minutos. Una nueva técnica ultrarrápida que cuenta con secuencias más rápidas y campos magnéticos más potentes permite obtener una imagen del cerebro en 15 minutos o menos. Este método más rápido de diagnosticar un accidente cerebrovascular podría tener un efecto significativo en el tratamiento de los pacientes. Con esta técnica se puede evitar la angiografía (un estudio que permite ver el interior de los vasos sanguíneos) en pacientes que no la necesitan. Esto es importante porque los pacientes pueden recibir más rápidamente medicamentos disolventes de coágulos, lo cual puede prevenir complicaciones a largo plazo, tales como debilidad muscular y parálisis. Para ser eficaces, los disolventes de coágulos deben administrarse dentro de las tres horas siguientes a la aparición de los síntomas de un accidente cerebrovascular.
Angiografía. Una técnica radiográfica que consiste en inyectar un colorante para estudiar la circulación de la sangre. El procedimiento puede mostrar los vasos sanguíneos obstruidos y las zonas del cerebro que han estado privadas de sangre.
Medidas de actividad eléctrica
Electroencefalograma (EEG). Proporciona un registro de los impulsos eléctricos generados en el cerebro. Se colocan sobre el cuero cabelludo pequeños discos de metal denominados «electrodos». Los electrodos captan la actividad eléctrica del cerebro en forma de impulsos, los cuales se registran sobre papel. La intensidad, duración, frecuencia y origen de los impulsos suministran mucha información sobre la función cerebral.
Examen de respuesta evocada. Mide la capacidad del cerebro para procesar y reaccionar a los estímulos sensoriales del medio ambiente. Por ejemplo, si se mueve rápidamente una luz o un dibujo de cuadros delante de los ojos se evocará una respuesta visual. El producir un sonido en el oído producirá una respuesta auditiva. La estimulación eléctrica de un nervio del brazo o de la pierna producirá una respuesta corporal. Las respuestas permiten determinar si existen zonas anormales en el cerebro.
Estudios del flujo sanguíneo
Ultrasonido Doppler. Un estudio que emplea ondas sonoras para estudiar el flujo sanguíneo en las arterias carótidas. Las carótidas son las arterias del cuello que llevan sangre al cerebro. Las ondas sonoras se emiten por medio de un aparato denominado «transductor». Cuando se coloca el transductor sobre la arteria carótida, las ondas sonoras atraviesan el cuello y rebotan en las células sanguíneas en movimiento, volviendo al transductor en forma de ecos. Estos ecos se convierten en una imagen que puede observarse en una pantalla de televisión. Los cambios de frecuencia están relacionados con la velocidad de las células sanguíneas, la cual, a su vez, depende del flujo sanguíneo. Estos cambios podrían indicar un estrechamiento u obstrucción de la arteria carótida.
Las imágenes ultrasonográficas también pueden emplearse para determinar el grosor de las paredes de las arterias carótidas, lo cual puede ayudar a predecir ataques cardíacos y cerebrales en personas mayores, según un informe publicado en el New England Journal of Medicine. Los investigadores del Instituto Nacional de los Pulmones, el Corazón y la Sangre de los Estados Unidos descubrieron que las personas mayores tienen un mayor riesgo de sufrir un ataque al corazón o un accidente cerebrovascular si el ultrasonido indica un engrosamiento de las arterias carótidas. En el futuro, el uso del ultrasonido podría permitir brindar tratamiento agresivo más rápidamente.
Fonoangiografía carotídea. Un estudio que consiste en colocar sobre el cuello un micrófono sensible, a fin de grabar el sonido del flujo de sangre por las arterias carótidas. Cuando la sangre pasa por una arteria normal, no produce ruido. Pero, si hay una obstrucción, se registrará una turbulencia. Esta turbulencia se denomina soplo. Un soplo indica que hay una obstrucción en la arteria carótida.
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Última modificación: agosto 2016